Qué es el efecto Pigmalión

Qué es el efecto Pigmalión y cómo influye en el desarrollo personal

El efecto Pigmalión se refiere a la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra.

El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego. Pigmalión era un escultor que creó una estatua de su mujer perfecta, Galatea, y empezó a tratarla como si estuviera viva. Un día, la diosa Afrodita, conmovida por el amor que Pigmalión sentía hacia Galatea, le concedió el deseo de convertirla en una mujer de verdad.

Este suceso fue nombrado efecto Pigmalión, o «profecía autocumplida», que es una expectativa que incita a las personas a actuar de manera que la expectativa se cumpla.

El efecto Pigmalión fue probado en la educación con una investigación realizada en 1968 por los psicólogos Robert Rosenthal y Lenore Jacobson en una escuela de California.

En esta investigación, los psicólogos realizaron una prueba de aptitudes y de inteligencia a un grupo de niños y niñas. Más tarde, se le comunicaron estos resultados a los profesores, informándoles de aquellos alumnos que habían sacado mejores puntuaciones y que a final de curso serían los que desatacarían por encima del resto.

Al finalizar el curso, fueron esos niños que habían destacado los que obtuvieron mejores resultados e incrementaron sus capacidades intelectuales y su rendimiento. Pero todo había sido una sugestión, los niños y niñas habían sido escogidos al azar, no por sus capacidades.

Esta investigación demostró la influencia que los profesores ejercen sobre sus alumnos y como las expectativas y el apoyo de los primeros puede condicionar su éxito educativo.

La mejora de estos alumnos pudo ser debida a distintas razones: los profesores se preocupaban de enseñarles más materia y se les preguntaba más, tenían un vínculo emocional más cercano, los animaban y sus expectativas sobre lo que podían hacer eran mayores.

Por lo que nos queda preguntarnos, ¿cuán importante son nuestras expectativas sobre nuestros alumn@s, hij@s o pacientes?. En mi opinión, muy importante, pero debemos de ser cuidadosos, el efecto Pigmalión tiene el inconveniente de tener efectos positivos y negativos.

El efecto Pigmalión negativo produce que el niño tenga baja autoestima e influye sobre su bienestar emocional. Aquellas palabras que los adultos piensan que son motivadoras pueden volverse en su contra.

Son frases demasiado exigentes o desmotivadoras: «eres tan inteligente que tienes que hacer algo importante con tu vida», «mi hijo siempre aprueba todas y que no me entere yo de lo contrario», «si no estudias vas a ser igual de inútil que tu padre», etc. Estas palabras, en vez de ayudar al niño, harán todo lo contrario, crearán situaciones de estrés y de autoexigencia.

El efecto Pigmalión positivo, por el contrario, provocará un efecto positivo en el niño, lo que hará que se valore mucho más y que aumente su autoestima. Es importante valorar a cada niño por como es, por sus capacidades y apoyarles en aquellas cosas que se le dan bien. Eso hará que construyan su propia personalidad y se comiencen a valorar como personas, haciendo que tengan un mayor crecimiento personal.

Como educadores y terapeutas, tenemos una indiscutible repercusión en nuestros niños y tenemos la obligación de acompañarlos en cada etapa de la mejor manera posible, creer en ellos y valorar aquellas características y capacidades que les hacen únicos. Solamente de esa manera lograremos que crezcan felices y seguros de sí mismos.