Diversos estudios han demostrado una alta frecuencia de insuficiencia de convergencia en pacientes con TDAH.
Actualmente, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más comúnmente observados en la infancia.
En estos últimos años, se ha producido un aumento exponencial en su prevalencia, encontrándose aproximadamente en un 6% de la población mundial.
Los niños con TDAH tienen dificultades para mantener la atención de manera prolongada y se caracterizan por actitudes impulsivas y comportamiento hiperactivo, lo cual suele interferir en su vida diaria, tanto en su entorno social, como familiar y escolar.
El diagnóstico clínico de este trastorno se realiza según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-V) publicado en mayo de 2013 por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Sin embargo, hay cierta controversia en la comunidad científica en relación a este diagnóstico.
Un grupo asegura que no hay suficiente evidencia científica para estandarizar unos criterios unificados ni, en consecuencia, herramientas fiables para diagnosticarlo.
Cuando se sospecha de TDAH, es común descartar cualquier problema neurológico que pueda estar causando estos problemas en el comportamiento pero todavía no es muy común la derivación a oftalmología ni a optometría para descartar si existe alguna patología o disfunción visual que pueda interferir en la atención de los niños.
¿Podrían los niños con TDAH tener además problemas de visión asociados?
No es inusual encontrarnos con niños diagnosticados con TDAH que tienen síntomas visuales como dificultades en la lectura y escritura, visión borrosa o doble, saltan mal de línea al leer o tienen molestias en las tareas de visión próxima asociadas a fatiga ocular y dolores de cabeza.
Las evaluaciones optométricas convencionales, en muchas ocasiones pasan por alto dificultades de coordinación binocular o en los movimientos oculares, los cuales son imprescindibles en la lectura. Por ello, si no se realiza un estudio de todas las habilidades visuales y del funcionamiento del sistema binocular, podríamos pasar por alto ciertas disfunciones visuales relacionadas con estos síntomas.
Diversos estudios han demostrado que la incidencia de la insuficiencia de convergencia en la población con TDAH triplica los datos observados en la población en general, siendo de entre un 3-4% en la población general y un 15.9% en la población con TDAH (1) (2).
Un estudio publicado en diciembre del 2019 demostró que el tratamiento mediante terapia visual fue eficaz en niños y adolescentes diagnosticados de TDAH a pesar de sus dificultades de concentración y déficit de atención, mostrándose mejoras en el punto próximo de convergencia y en la visión en estereopsis (3).
Pese a que la insuficiencia de convergencia se pueda tratar mediante terapia visual, no quiere decir que el problema de atención e hiperactividad se corrija, pero sí que puede influir en que el niño esté más cómodo cuando realiza tareas en visión próxima que le requieran atención visual sostenida.
La importancia del tratamiento multidisciplinar
Es importante destacar que sí que existen malos diagnósticos de TDAH debido a que en muchas ocasiones se diagnostica sin tener en cuenta otras deficiencias sensoriales, motoras y/o emocionales que pueden estar influyendo en el comportamiento del niños.
Por ello, considero que es extremadamente necesario realizar las diversas evaluaciones para comprobar que tanto el desarrollo motor como los sistemas sensoriales del niño se encuentran en perfecto funcionamiento y bien desarrollados.
En el caso de la visión, esta gran prevalencia de síntomas visuales en pacientes con TDAH hace que sea muy necesaria la valoración completa del sistemavisual, tanto del estado estructural por un oftalmólogo como del estado funcional por un optometrista.